Los expertos aún no
están seguros de todas las causas del autismo. Lo más seguro es que haya causas
múltiples en vez de sólo una. Parece ser que un número de circunstancias
diversas, que incluyen factores ambientales, biológicos y genéticos, sientan
las bases para el autismo y hacen que un niño/a sea más propenso a padecer el
trastorno.
Existen razones para
creer que los genes juegan un papel fundamental en el desarrollo del autismo.
Se ha encontrado que los gemelos idénticos tienen más probabilidades de verse
ambos afectados que los gemelos fraternales (aquellos que no son idénticos
genéticamente). En una familia con un niño/a autista, la probabilidad de tener
otro hijo/a con autismo es alrededor de 5 por ciento, o 1 de cada 20, más alta
que en la población normal.
A veces, los padres u
otros familiares de un niño/a autista tienen deficiencias sociales leves (como
comportamientos repetitivos y problemas sociales o de comunicación) que se
parecen mucho al autismo. La investigación también ha descubierto que algunos
trastornos emocionales (como la psicosis maníaco-depresiva) ocurren más a
menudo en familias con una persona con autismo.
Al menos un grupo de
investigadores ha descubierto un vínculo entre un gen anómalo y el autismo.
Puede que el gen sólo sea uno de entre tres a cinco o más genes que interactúan
de alguna forma para causar la enfermedad. Los científicos sospechan que un gen
o genes defectuosos pueden hacer que una persona sea más propensa a desarrollar
autismo cuando también hay otros factores presentes, como un desequilibrio
químico, virus, sustancias químicas o falta de oxígeno al nacer.
En pocos casos, el
comportamiento autista es causado por:
·
Rubéola (a veces llamado “sarampión alemán” en inglés) en la madre
embarazada
·
Esclerosis tuberosa (un trastorno genético raro que causa tumores benignos
que crecen en el cerebro, así como en otros órganos vitales)
·
Síndrome de X frágil (la forma más común de retraso mental hereditario)
·
Encefalitis (inflamación del cerebro)
·
Fenilcetonuria (PKU, por sus siglas en inglés) no tratada, cuando el cuerpo
carece de una enzima necesaria para el metabolismo normal
En los últimos años,
ha habido interés en una teoría que sugería un vínculo entre el autismo y el
uso de thiomersal, un preservante a base mercurio usado en la vacuna triple
vírica (SPR). Aunque ya no se encuentra mercurio en las vacunas infantiles en
los Estados Unidos, a algunos padres le preocupan todavía las vacunas.
Sin embargo, muchos
estudios a gran escala bien realizados, no han comprobado que exista un vínculo
entre el thiomersal y el autismo. Actualmente, una comisión del Instituto de
Medicina está examinando estos estudios. Estos informes incluyen un estudio
danés extenso que concluyó que no había relación causal entre la vacunación
infantil con vacunas que contienen thiomersal y el desarrollo de un trastorno
de espectro autista, y un estudio estadounidense que observó la exposición a
mercurio, plomo y otros metales pesados. Tanto la Academia Estadounidense de
Pediatría (AAP, por sus siglas en inglés) y los Centros para el Control y la
Prevención de Enfermedades están de acuerdo en que no hay un vínculo entre el
autismo y la vacuna triple vírica (SPR) o cualquier otra vacuna.
Otras causas potenciales del autismo son toxinas ambientales, que incluyen
pesticidas y metales pesados como el mercurio. No hay duda de que los metales
pesados se encuentran más comúnmente en el ambiente hoy que en el pasado. Puede
ser que las personas con autismo, o aquellos con mayor riesgo de desarrollarlo,
sean más sensibles a estas toxinas que otras.
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