Dentro
de este grupo de enfermedades, también conocidas como reumatológicas se agrupan
todas las patologías que involucran el deterioro y disfunción del sistema óseo
y articular del cuerpo humano con la afección de sus estructuras internas y
adyacentes como cartílago o tejidos
blandos periarticulares.
Los
trastornos osteoarticulares son una de las enfermedades mas frecuentes en la
actualidad. Día con día se ven y llegan nuevos casos a las clínicas y
hospitales principalmente en personas mayores a los 50 años de sexo femenino.
Este
grupo de enfermedades tiene una creciente frecuencia de casos y se estima que
para el año 2015 será la mayor fuente de
gastos en salud por encima de las enfermedades cardiovasculares y el cáncer.
Estos
trastornos se caracterizan por dos síntomas típicos que son el dolor y la
impotencia funcional de alguna parte del aparato locomotor, en especial, de las
articulaciones.
A
pesar de que este grupo de patologías no sean causas directas de muerte, es muy
importante y necesario que se les de un buen espacio en las campañas de
prevención y promoción de la salud, ya que son estas enfermedades las que mas
acarrean disfuncionalidad en la vida del paciente.
Algunas de las enfermedades
OA más comúnes
Artritis
Reumatoide
Es
una enfermedad sistémica del tejido conductivo. Este síndrome crónico produce
una inflamación por brotes simétrica en
las articulaciones periféricas del cuerpo.
La
artritis puede llevar a la destrucción de estructuras articulares y
periarticulares. También se va a manifestar por un fuerte dolor y la deformación
progresiva de las articulaciones afectadas.
Se
presenta principalmente en mujeres que
en hombres. El curso que el síndrome lleve varía considerablemente e persona a
persona, sin embargo factores como infecciones, genes o hormonas contribuyen al
desarrollo de la misma.
Las
articulas que más se ven afectadas son:
Muñecas
Dedos
de las manos
Rodillas
Tobillo
¿Qué
causa la artritis reumatoide?
Es
una enfermedad autoinmune, su causa sigue siendo poco conocida.
Estos
factores desencadenan procesos inmunológicos complejos que lesionan el tejido
conductivo la bolsa sinovial de la articulación principalmente.
¿Cuáles
son los síntomas de la enfermedad?
Al
principio de la enfermedad, la persona va a sentir los siguientes síntomas de
manera gradual:
Fatiga
Rigidez
articular matutina
Dolor
muscular
Debilidad
Tumefacción
y rigidez de pequeñas articulaciones distales, como las interfalangicas
(dedos).
Luego,
aparece:
Dolor
Debilidad
Limitación
de movimiento
Incapacidad
funcional
Inflamación
articular
Articulación
caliente y sensible
Nódulos
subcutáneos
Deformación
de los dedos: “dedos en cuello de cisne ”
Complicaciones
de la artritis reumatoide
Granulomas
neuróticos
Nódulos
reumatoides en pulmones
Vasculitis
Complicaciones
oculares
Pericarditis
Tratamiento
El
tratamiento oportuno es sumamente importante para impedir que la artritis
termine por destruir la articulación.
La
artritis reumatoide requiere un tratamiento de por vida con:
Medicamentos:
Por ejemplo: Antirreumáticos (como el metrotexato), antiinflamatorios ( AINES),
inhibidores de la ciclooxigenasa-2, antipalúdicos, inmunodepresores, entre
otros.
Fisioterapia:
Termoterapia
Conductiva sólida como arena caliente, envolturas calientes, ladrillos, hot packs,
bolsas químicas: Con fin antiespasmódico y analgésico, relajante muscular y
disminución de la resistencia al entrenamiento.
Termoterapia
conductiva semisólida como compresas húmedas calientes, parafina, parafango.
Para edemas, contracturas y rigidez.
Crioterapia:
Bolsas de hielo, compresas de gel, compresas frías: Para controlar el dolor y
el proceso inflamatorio.
Fototerapia
con Infrarrojos (Ir) con fin antiinflamatorio, aumentar metabolismo, antiespasmódico,
aliviar dolor, relajar musculatura lisa.
Hidroterapia
con lavados, abluciones o afusiones, compresas, chorros, baños de remolino para
controlar dolor e inflamación, estimular sistema vascular periférico, y
antiespasmódico.
Aquaerobic
Ejercicios
de movilización para mantener el rango articular.
Cervicoartrosis
Degeneración
articular del cuello
La
cervicoartrosis es un proceso degenerativo, en el cual se produce un deterioro
del cartílago de las distintas articulaciones del raquis cervical. Aunque el
proceso siempre se inicia en el disco intervertebral, más adelante afecta las articulaciones vertebrales y todos los
elementos de las mismas (cápsula, ligamentos...).
Representa una de las causas más frecuentes de
cervicobraquialgias de origen radicular causado por compresión mecánica de una
raíz nerviosa por una hernia discal o un osteofito (pico de loro).
El
proceso artrósico es fácilmente detectable en radiografías simples, ya que en
ellas se pueden observar osteofitos, pérdida de altura del disco
intervertebral, pinzamientos...
¿Qué
causa la cervicoartrosis?
Las
causas que producen la cervicoartrosis
son las mismas que en cualquier otra articulación del cuerpo:
Predisposición
genética
Historia
familiar,
Envejecimiento
natural de los huesos
Traumatismos
cervicales como fracturas, luxaciones o esguinces cervicales
Posturas
defectuosas, etc
Síntomas
Los
principales síntomas de la cervicoartrosis son el dolor y la rigidez.
El
dolor puede manifestarse de forma local, en cuyo caso se le llama cervicalgia.
También puede irradiarse superior, dando origen a una radiculalgia por
compresión mecánica de alguna de las raíces constitutivas del plexo braquial
generalmente por una hernia, protrusión discal, presencia de osteofitos…
La
rigidez afecta la movilidad del cuello en todas las direcciones (flexión,
extensión, rotaciones e inclinación lateral), manifestándose principalmente en
las primeras horas del día (rigidez matutina).
Otros
síntomas asociados a la cervicoartrosis
son:
Contracturas
musculares
Crujidos
o chasquidos en las articulaciones del cuello
Sensación
de arena en las articulaciones del cuello
Pérdida
de elasticidad
Atrofia
muscular, etc.
Cuando
el proceso degenerativo cervical se asocia con
la afectación de las arterias vertebrales (encargadas de la irrigación
cerebral), dan lugar al síndrome de insuficiencia vertebrobasilar. Dicho
síndrome puede manifestarse con: mareos, cefaleas, náuseas, vómitos, ruidos en
los oídos, visión borrosa...
Fisioterapia
en la cervicoartrosis
La
Fisioterapia es de capital importancia para aliviar, mejorar y prevenir la
aparición y recaídas del proceso cervicoartrósico.
Los
objetivos del tratamiento fisioterapéutico son:
Aliviar
del dolor.
Corregir
posturas defectuosas.
Recuperar
de la movilidad y de la elasticidad de las diferentes estructuras (revertir la
rigidez).
Mejorar
el sistema muscular.
En
general, no es aconsejable la utilización de collarines, ya que el collarín
aumenta la rigidez articular y la atrofia muscular, salvo en casos con
características especiales; por tanto, la prescripción de un collarín
corresponde al médico o al fisioterapeuta, pero no al propio paciente.
Para
obtener sus objetivos, la Fisioterapia utiliza usa en sus tratamientos:
Aplicación
de calor (microonda y onda corta), con la finalidad de relajar los diferentes
tejidos.
Corrientes
analgésicas (como el TENS), su utilización está encaminada fundamentalmente al
alivio del dolor.
Ultrasonidos,
aprovechando sus efectos térmico y mecánico sobre los diferentes tejidos
implicados.
Magnetoterapia,
que colabora en la mejoría de la osteoporosis, que suele asociarse al proceso
artrósico.
Tracción
cervical, obtiene beneficios al producir la descompresión de los discos
intervertebrales y de las raíces nerviosas.
Masaje,
para obtener la relajación de las contracturas musculares.
Estiramientos
musculares, para recuperar la elasticidad normal de los músculos implicados.
Movilización
pasiva para vencer la rigidez articular, al estirar las diferentes estructuras
articulares.
Técnicas
de movilización con impulso de corta amplitud y alta velocidad, para suprimir
los posibles bloqueos vertebrales.
Técnicas
de liberación miofascial, para normalizar las posibles restricciones fasciales.
Técnicas
de reforzamiento muscular para combatir la atrofia.
Por
lo general, al mejorar el estado articular y muscular, se produce, al mismo
tiempo, la desaparición total o parcial de los síntomas del síndrome de
insuficiencia vertebrobasilar.
Espondilosis
Cervical
Es
una condición degenerativa que envuelve las vértebras y los discos
intervertebrales del la parte del cuello
También
se le conoce como osteoartritis o artritis cervical, una condición que ocurre
tanto en hombres como mujeres después de los 40 años.
Esta
enfermedad se desencadena gracias a la degeneración crónica de la columna
vertebral en su parte cervical, es decir de sus discos, sus vértebras y
articulaciones, dando origen a espolones que son crecimientos anormales del
hueso.
Estos
cambios pueden ocasionar en el futuro la compresión de raíces nerviosas lo que
conlleva a problemas tales como cambios en la sensibilidad, perdida de fuerza y
dolor en el cuello, los brazos, la mano o los dedos.
Conforme
el problema se hace más crónico, la espondilosis cervical puede llegar a
afectar no solo los brazos sino también las piernas.
Las
principales causas y factores de riesgo de este padecimiento son:
Lesión
cervical previa.
Envejecimiento.
Artritis
o osteoartritis
Síntomas
Debilidad
en el brazo, la mano o los dedos.
Dolor
de cuello que irradia hacia el brazo.
Dolores
de cabeza.
Disminución
de la sensibilidad o sensaciones anormales (parestesias) en el hombro, brazo,
mano o dedos.
Rigidez
de cuello
Desequilibrio.
Mareos
Exámenes
de diagnóstico
Radiografía
de columna cervical
TAC
Mielografía
Electromiografía
Tratamiento
El
tratamiento en este caso se enfoca hacia la reducción del dolor y la prevención
de complicaciones mayores como la lesión
permanente de la columna cervical.
El
tratamiento incluye:
Inmovilización
de cuello
Tratamiento
farmacológico con AINES o esteroides
Modificaciones
en el estilo de vida
Terapia
Física
Tratamiento
con terapia física
La
fisioterapia utiliza para tratar la espondilosis cervical:
Ejercicios
isométricos de los músculos del cuello.
Estiramiento
gentil de la musculatura de la zona.
Tracciones
cervicales.
Manipulación
manual del cuello.
Uso
de corrientes exponenciales en caso de disminución severa de la acción del
nervio.
Magnetoterapia.
TENS
para aliviar.
Agentes
físicos para relajar los músculos del cuello y disminuir el dolor.
Fibromialgia
Trastorno
angustiante y depresivo
Es
un trastorno reumatológico de tejidos
blandos, de causa aún no definida.
Esta
enfermedad causa dolor en músculos, articulaciones, ligamentos y tendones.
Dicha
enfermedad se ha vuelto popular en los últimos tiempos, y afecta a un 5% de la
población.
Esta
condición se asocia a problemas psicológicos. Ya sea por que los desequilibrios
químicos que producen la fibromialgia produzcan un estado depresivo, como
también porque la incapacidad que la enfermedad provoca hace que los pacientes
sientan depresión, aislamiento y angustia.
·
Poca tolerancia al dolor.
·
Dolor que empeora con el estrés, condiciones climáticas u otros factores
externos.
·
Espasmos musculares.
·
Dolor que migra (es decir, que pasa de estar en una zona para irse a otra).
·
Agotamiento.
·
Mal dormir y sueño no reparador.
·
Dolor pélvico en algunos casos.
·
Algunas pacientes refieren mareos o problemas de equilibrio.
·
Los problemas digestivos se pueden presentarse también.
·
Puntos fibromialgicos dolorosos.
A pesar de que los
síntomas son tan molestos, este padecimiento no atenta contra la vida. Es un
padecimiento crónico pero no lesiona sus órganos.
Tratamiento
El que este trastorno sea crónico, no significa que no existan alternativas que usted puede realizar para aliviar los síntomas y sentirse mejor.
La ingesta de algunos medicamentos que el médico indique le ayudan a dormir mejor y a aliviar el dolor, junto con mejorar otros síntomas.
Realizar ejercicio es muy beneficioso. Se recomienda el ejercicio aeróbico de bajo impacto, uno de los mejores es el aquaerobic. También la natación, bicicleta estacionaria, o la caminata resultan de gran ayuda.
El masaje terapéutico alivia el dolor y relaja. El masaje mas recomendado para personas con fibromialgia es el masaje senergy.
Reducir el estrés lo más posible y mantener niveles de actividad similar todos los días, con el fin de que no se recargue de trabajo.
Baños calientes o la sauna resultan agradables y analgésicos, así como también eliminan el cansancio.
Hernia
de Disco
La
hernia de disco es una afección del disco intervertebral. Se trata de una malformación, ruptura o desgaste del disco amortiguador que se encuentra entre las
vértebras que forman la columna vertebral y dan soporte a la espalda.
Pero
para comprender mejor de que se trata la hernia discal debemos conocer primero
sobre las estructuras que se involucran en una enfermedad de este tipo.
Las
vértebras están separadas por un disco o anillo cartilaginoso compuesto por el
núcleo pulposo y el anillo fibroso. La
función de los discos es la de transmitir movilidad y flexibilidad a la columna
y fundamentalmente la de amortiguar la transmisión de fuerzas entre las
vértebras.
El
núcleo pulposo: Esta situado en el centro, entre vértebra y vértebra. Tiene un
alto contenido de agua, la cual se va perdiendo con el paso del tiempo
afectando por lo tanto su flexibilidad y resistencia. Este núcleo pulposo es el
que dará los síntomas de hernia discal cuando se desplaza de su lugar y
comprime la raíz nerviosa.
El
anillo fibroso: Está formado por láminas de colágeno que rodean y protegen al
núcleo pulposo, le transmiten flexibilidad y movilidad.
Cuando el
anillo fibroso se rompe, su contenido, es decir el núcleo pulposo, sale al
exterior. Esto es una hernia de disco.
Causas
de una hernia de disco
Esta
discopatía se produce por una degeneración del disco intervertebral o por un sobreesfuerzo que afectó de forma
significativa a dicha estructura.
Dichas
situaciones provocan que el disco se salga de su lugar. Esta salida de lugar
del disco intervertebral produce la hernia discal.
Normalmente
la lesión se da a nivel lumbar o cervical, pocas veces a nivel de las vértebras
dorsales.
Síntomas
de la hernia discal
Los
síntomas de la hernia de disco serán según la ubicación de la hernia.
Si
la hernia está a nivel lumbar, la persona tendrá síntomas como:
Lumbalgia
que con el tiempo, o súbitamente, pueden desencadenar en dolor radicular.
Alivio
del dolor al flexionar las rodillas.
El paciente evita, hacer movimientos bruscos,
pero permanecer mucho tiempo en la misma postura también le incomoda, de modo
que
va cambiando de postura regularmente y se alivia cuando utiliza también las
manos para apoyarse.
Aumento
del dolor al toser o estornudar ya que eso aumenta la presión en la zona
abdominal.
En
hernias de localización baja, a partir de la S1 (la primera del sacro) por lo
general, puede haber sintomas en los cuales se vean afectados los esfínteres,
por falta de control de los mismos.
Parestesia
(sensación de hormigueo) en muslos y piernas.
La
ciática está muy presente en los casos
de hernia de disco.
Debilidad
y pérdida de sensibilidad en miembros inferiores.
Si
el disco herniado está a nivel cervical, se presenta:
Dolor
cervical, especialmente en la parte posterior o lateral.
Dolor
profundo, cerca o sobre las paletillas del lado afectado del hombro.
Dolor
irradiado al hombro, parte superior del brazo, antebrazo y en ocasiones a la
mano, los dedos o el tórax.
Empeoramiento
del dolor al toser, hacer esfuerzos o reír.
Incremento
del dolor al doblar el cuello o girar la cabeza hacia un lado.
Espasmo
en los músculos cervicales.
Debilidad
de los músculos del brazo.
Tratamiento
El tratamiento en primera instancia es siempre conservador.Determinar si la persona requiere de cirugía o no depende de los síntomas del paciente, el grado de dolor, si hay compromiso de la fuerza o sensibilidad de las extremidades u otras partes del cuerpo, medicación, y el grado de incapacidad del paciente a raíz de la hernia.
En la mayoría de los casos el organismo remite la afección nerviosa al reacomodar y/o reducir el tamaño del disco con el tratamiento.
El tratamiento conservador con medicación y fisioterapia consiste en:
Reposo, habitualmente entre dos días y una semana para la etapa aguda.
Analgésicos o antiinflamatorios no asteroideos (AINES).
Corticoides (esteroideos) en dolores agudos donde estén comprometidos los nervios radiculares en periodos de pocos días.
Relajante muscular en el caso de haber contracturas.
Termoterapia.
Electroterapia con microondas o ultrasonido. Para el dolor se puede utilizar TENS.
Tracciones. Las tracciones no se deben emplear en hernias muy desaconsejada.
Collarines o fajas lumbares.
Infiltraciones.
Hidroterapia (técnica que engloba ejercicios físicos en el agua como aquaerobicos supervisados).
Cinesiterapia.
Educación sobre higiene postural.
Durante la fase aguda lo importante será tratar los síntomas dolorosos, mediante analgésicos y antiinflamatorios, cuando estos
mejoran se podrá empezar a hacer movimientos breves como caminar o practicar bicicleta estacionaria.
En los primeros dos meses no se debe entrenar con pesas, estar mucho tiempo de pie o realizar movimientos que fuercen la espalda.
Si hay mejoría se puede empezar a hacer algún tipo de deporte evitando los abdominales en los primeros tres meses por su aumento de presión intradiscal. Luego de tres meses sin mayores problemas, se puede realizar cualquier actividad cuidando mucho la higiene postural.
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