La
luxación de cadera se suele deber a un accidente de tráfico u otro traumatismo
intenso. Dada la resistencia relativa del fémur en las personas jóvenes, las
luxaciones de cadera se observan con más frecuencia en individuos jóvenes o de
mediana edad. Estas luxaciones suelen producirse en dirección posterior (85-90
% de los casos), pero también pueden ser anteriores o centrales.
El
tipo de luxación está determinado en gran parte por el mecanismo de lesión o la
fuerza impulsora, por ejemplo cuando la cadera y la rodilla flexionadas son
empujadas contra el tablero de instrumentos del automóvil en un accidente de
tráfico, se provoca luxación hacia atrás de la cadera. En caso de luxación
posterior, la exploración física revela acortamiento del miembro, que suele
adoptar una posición de rotación interna y aducción. El estudio radiográfico
comprende una proyección anteroposterior (AP) de la pelvis (fig. 111.2), una
proyección lateral transversal de la cadera afecta y proyecciones AP y lateral
del fémur afecto hasta el nivel de la rodilla. La radiografía AP suele mostrar
la cabeza del fémur en posición superior y superpuesta al acetábulo, con el
fémur en rotación interna y aducción. Las complicaciones posibles de la
luxación de cadera posterior incluyen neuropatía ciática transitoria, necrosis
avascular y osificación periarticular. Es necesario la remisión rápida al
ortopeda para disminuir el riesgo de necrosis avascular, que guarda relación
directa con el retraso de la reducción y con la edad del paciente. Pueden
existir fracturas asociadas de pelvis, fémur, tibia, rótula y labio posterior
del acetábulo. Puesto que hasta el 13 % de las radiografías no muestran las
fracturas ocultas, es prudente realizar una tomografía computarizada (TC) de la
cadera, si se dispone de la técnica.
La
TC de cadera para identificar fracturas ocultas no es necesaria después de
reducir una luxación posterior simple, puesto que no cambia el plan de tratamiento.
Sin embargo, en ausencia de traumatismo penetrante, las burbujas gaseosas
intracapsulares en la TC constituyen un indicador fiable de luxación de cadera
reciente, y pueden proporcionar la única evidencia objetiva de esta lesión. La
resonancia magnética (RM) se puede emplear para la detección precoz de
osteonecrosis de la cabeza femoral después de una luxación o fractura-luxación
de cadera.
Son
frecuentes las fracturas asociadas de la cabeza femoral, mientras que las
acetabulares resultan relativamente raras. La luxación anteroinferior se
reconoce
con
facilidad en la radiografía anteroposterior de la pelvis, pero el aspecto
radiográfico de la luxación anterosuperior es menos claro. La interpretación
errónea de una luxación de cadera anterosuperior puede conducir al diagnóstico
inicial equivocado de luxación posterior, lo que tiene implicaciones respecto al
tratamiento quirúrgico y puede conducir a un intento fallido de reducción
cerrada. La luxación anterosuperior de la cabeza femoral se puede distinguir de
la posterior si se tienen en cuenta la orientación más lateral del acetábulo y
la rotación externa del fémur sin aducción. El trocánter menor se hace más prominente
en la parte medial.
La
luxación de cadera central se suele asociar con fractura de la porción
iliopúbica del acetábulo, como consecuencia de un golpe lateral fuerte sobre la
cadera que empuja la cabeza femoral en dirección medial. También suelen existir
otras lesiones esqueléticas y de los tejidos blandos.
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