Información general
La
luxación congénita de cadera (LCC), llamada también displasia del desarrollo de
la cadera, se produce cuando un niño nace con una cadera inestable debido a una
formación anormal de la articulación de la cadera durante las primeras etapas
del desarrollo fetal. Esta inestabilidad empeora a medida que el niño crece. En
algunos casos, la articulación esférica cóncavo-convexa de la cadera puede
luxarse (dislocarse) en forma periódica, de modo que la parte esférica se sale
de la cavidad que la contiene cuando hay un movimiento. A veces la articulación
puede dislocarse por completo. De acuerdo con un artículo publicado en 2006 en
American Family Physician, 1 de cada 1000 bebés nace con una luxación de
cadera.
Causas y riesgos
En
muchos casos, la causa de la LCC se desconoce. Los factores que pueden
contribuir son bajos niveles de líquido amniótico en el vientre, parto de
nalgas (cuando el bebé sale de nalgas en lugar de con la cabeza primero) y
antecedentes familiares de este trastorno. El confinamiento en el útero también
podría causar la LCC o contribuir a ella. Esta es la razón por la cual la LCC
es más común en un primer embarazo, cuando el útero no se ha distendido
previamente.
La
LCC es más común entre las niñas. Sin embargo, cualquier bebé puede nacer con
esta afección. Por esto es que los médicos de los hospitales examinan siempre a
los recién nacidos para detectar luxaciones de cadera, y los pediatras examinan
las caderas de los bebés en los exámenes de rutina durante el primer año de
vida.
Síntomas
A
veces la LCC es asintomática. Debido a ello, los doctores y enfermeras examinan
a los bebés para saber si tienen esta afección. Entre los posibles síntomas se
destacan los siguientes:
las
piernas giran hacia afuera o parecen tener distinta longitud
rango
de movimiento limitado
los
pliegues de las piernas y las nalgas no son iguales cuando se extienden las
piernas y se las compara
hay
un retraso en el desarrollo motor grueso (sentarse, gatear y caminar)
Diagnóstico
Al
bebé se lo examina para detectar LCC cuando nace y durante su primer año de
vida. El método que se utiliza más comúnmente es el examen físico. El médico
mueve suavemente las caderas y las piernas del bebé mientras escucha si las
articulaciones emiten algún sonido que indique que hay una dislocación. En este
examen se realizan dos pruebas: En la prueba de Ortalani se aplica fuerza hacia
arriba mientras se hace una abducción de las caderas (se las mueve como
alejándolas del cuerpo). En la prueba de Barlow se aplica fuerza hacia abajo
mientras se hace una aducción de las caderas (se las mueve como acercándolas
hacia el centro del cuerpo). Estas pruebas son certeras antes de los 3 meses de
edad. En los bebés mayores y en los niños, durante el examen se buscan
diferencias en la longitud de las piernas (solo si una cadera está afectada),
cojeo y abducción limitada.
Los
exámenes con imágenes se usan para confirmar el diagnóstico de LCC. En general,
a los bebés menores de 6 meses se los examina mediante una ecografía, en tanto
que a los niños mayores de esa edad se los examina mediante una radiografía.
Tratamiento
A
los bebés diagnosticados antes de los 6 meses normalmente se les pone un arnés
de Pavlik. Este arnés hace presión para que la cabeza del fémur se inserte en
la cavidad articular correspondiente. Se hace una abducción de la cadera al
hacer que las piernas en el arnés asuman una posición como de rana. Los bebés
utilizan el arnés por seis a 12 semanas, según la edad del niño y la gravedad
de su afección. El niño podría tener que usar el arnés a tiempo parcial o a
tiempo completo.
Si
el niño tiene más de 18 meses o no ha respondido bien al tratamiento, quizás
deberá hacérsele una osteotomía femoral o pélvica para reconstruir la cadera.
Esto significa que el cirujano dividirá o modificará la forma de la cabeza del
fémur (la parte esférica de la articulación de la cadera) o el acetábulo de la
pelvis (la cavidad).
Pronóstico
Es
menos probable que se necesiten tratamientos complicados o invasivos cuando la
LCC se diagnostica tempranamente y puede tratarse con el arnés de Pavlik. Entre
el 80 % y el 95 % de los casos diagnosticados en forma temprana se resuelven de
este modo, según la gravedad de la afección. (Storer and Skaggs, 2006)
El
porcentaje de éxito de los tratamientos quirúrgicos es variable; en algunos
casos el problema se resuelve con la primera cirugía y en otros se necesitan
varias cirugías y años de control. La LCC que no se trata con éxito en la
infancia puede provocar artritis y grandes dolores más adelante.
Si
la LCC de su hijo fue tratada exitosamente, probablemente deberá asistir a
citas periódicas con un especialista ortopédico para asegurarse de que la
afección no reaparecerá durante la etapa de crecimiento.
Prevención
La
LCC no puede prevenirse. Es muy importante llevar al niño habitualmente a las
citas de control recomendadas para que esta afección sea detectada y tratada
tan pronto como sea posible. Luego del parto y antes de que le den el alta del
hospital, verifique que su bebé haya sido examinado para determinar si tiene
LCC.
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