El tratamiento de la neuropatía sensitiva dolorosa presenta
enormes problemas y en la actualidad sigue siendo inadecuado. La evaluación de
los pacientes no necesariamente requiere de un neurólogo.
Desarrollo
Existen muchas causas de neuropatía sensitiva dolorosa,
explican los autores. En uno de los subtipos conocido como "neuropatía
sensitiva de fibras pequeñas dolorosa " solo están afectadas las fibras
nerviosas A (mielinizadas pequeñas) y nociceptivas C (no mielinizadas). Los
estudios indican que esta afección representa el tipo más común de neuropatía
sensitiva dolorosa en pacientes mayores de 50 años. Su diagnóstico se pasa
bastante por alto, y en muchas ocasiones no se llega a conocer su causa. En
otro grupo de neuropatías que provocan dolor, el malestar está causado en parte
por el daño de las fibras nerviosas pequeñas, pero las fibras nerviosas grandes
(A) son las responsables de la propiocepción, la sensibilidad vibratoria, los
reflejos de estiramiento muscular y la fuerza muscular.
Es importante distinguir entre esos dos subtipos de
neuropatía sensitiva dolorosa, dado que hay mayor posibilidad de descubrir la
causa subyacente cuando las afectadas son tanto las fibras grandes como las
pequeñas. Independientemente del subtipo de neuropatía, el dolor generado por
el daño de las fibras nerviosas pequeñas es debilitante y responde mal al
tratamiento. Los hallazgos y el tratamiento de la causa es la mejor estrategia
a largo plazo pero no es posible hacerlo en forma sistemática, y aun cuando es
posible, el tratamiento puede no comenzar a aliviar el dolor hasta muchos meses
después, o más.
Dado que la neuropatía no es la única causa de dolor en los
pies, dicen, uno debe primero determinar si el malestar está causado por un
nervio periférico. Los síntomas típicos del dolor neuropático relacionados con
las fibras pequeñas incluyen el ardor (sensación de que los pies son un fuego),
dolor cortante (descrito como producto de cuchillos, mordeduras, pinchazos y
agujas), puntadas y dolorimiento en los dedos y los pies (reflejando el daño de
los axones más largos). El dolor proveniente de los nervios periféricos está
representado por la sensación en los pies de pinchazos, adormecimiento,
rigidez, dureza o "muerto."
Frecuentemente, continúan, el dolor nervioso periférico se
exacerba a la noche, pero algunos pacientes describen el dolor inducido por la
presión al pararse o caminar. La historia ayudará a distinguir entre los
problemas asociados con la fascitis plantar, la artritis, la bursitis, la
tendinitis y, la polimialgia reumática. Las radiculopatías lumbosacras (con o
sin estenosis vertebral) no dependen de la longitud del nervio y pueden ir
acompañadas por espasmos musculares paraespinales y agravarse por el
movimiento. El dolor en los dedos de los pies, relacionado con el atrapamiento
del nervio tibial posterior en el túnel del tarso (el espacio por debajo del
flexor retinaculum y por detrás del maléolo medial), puede asemejarse a la
neuropatía sensitiva dolorosa. El atrapamiento nervioso en el túnel carpiano
acompañado por neuropatía sensitiva dolorosa puede indicar diabetes mellitus o
amiloidosis.
En los trastornos con compromiso exclusivo o predominante de
las fibras nerviosas pequeñas, hay una disparidad notable entre los síntomas y
el déficit neurológico observable. En la neuropatía sensitiva de fibras
pequeñas típica que afecta a pacientes mayores de 50 años existe una pérdida
anormal en los pies de sensibilidad al pinchazo, la cual puede extenderse en
sentido centrípeto hasta el nivel de las rodillas, siendo raro que sobrepase
ese límite. También puede estar disminuida la sensibilidad al tacto, mientras
que otros tipos de sensibilidad están preservados.
En las neuropatías sensitivas dolorosas que afectan las
fibras nerviosas grandes y pequeñas hay disminución de la sensibilidad
propioceptiva, pérdida de los reflejos de estiramiento muscular y debilidad
muscular, como consecuencia de la pérdida de fibras grandes. La pérdida de la
sensibilidad vibratoria restringida a los dedos de los pies puede ser un
hallazgo normal en los ancianos pero es anormal si se extiende hasta los
tobillos. Existen dos hallazgos en el examen (físico que ayudan a distinguir el
dolor del sindrome del túnel tarsiano de la neuropatía de fibras pequeñas. El
signo de Tinel (hormigueo en los miembros provocado por la percusión del
nervio) sobre el túnel tarsiano y sensibilidad a la presión cuando se palpa el
flexor retinaculum. También habla del sindrome del túnel tarsiano la pérdida de
la sensibilidad limitada al aspecto medial del pie, respetando el talón.
La evaluación inicial debe incluir una electromiografía y
estudios de la conducción nerviosa, a menos que el diagnóstico ya sea conocido
(por ejemplo, en un paciente con diabetes y enfermedad microvascular
diagnosticada). Los estudios electrodiagnósticos son útiles en los pacientes
con neuropatías sensitivas dolorosas para identificar una mononeuropatía (como
el atrapamiento focal en el túnel del tarso); diferenciar una mononeuropatía
múltiple (características de la vasculitis de los nervios periféricos) de una
polineuropatía (la cual es simétrica) y distinguir las neuropatías axonales
(neuropatía diabética) de las neuropatías desmielinizantes. En la neuropatía de
fibras pequeñas los estudios son normales.
Los análisis de laboratorio deben estar relacionados con los
resultados electrodiagnósticos. Si éstos son normales, la causa del dolor no
será neuropática y deben ponerse en práctica estudios para descartar otras
patologías, además de las pruebas para el diagnóstico de neuropatía de fibras pequeñas.
La prueba del reflejo axónal sudomotor, la cual cuantifica el sudor, es un
método práctico y altamente específico y sensible (sensibilidad aproximada,
80%) para documentar el daño de las fibras nerviosas pequeñas. Las biopsias de
piel que demuestran la pérdida de las fibras nerviosas intraepidérmicas
representan un método alternativo con una sensibilidad algo mayor para
documentar la neuropatía de fibras pequeñas: aproximadamente 10% de los
pacientes con prueba del sudor normal tendrá biopsias de piel anormales. Sin
embargo, dicen los autores, las biopsias cutáneas no siempre pueden hacerse y
el análisis morfométrico es muy trabajoso. Las pruebas cuantitativas de la
sensibilidad evalúan el daño de las fibras pequeñas midiendo los umbrales del
dolor y la temperatura del pie. La sensibilidad y la especificidad son
inferiores a las de la biopsia de piel y la prueba del sudor depende de la
colaboración y la atención del paciente.
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