Dentro del arsenal terapéutico del que disponemos en una
Unidad de dolor, la radiofrecuencia ocupa un lugar privilegiado
La radiofrecuencia consiste en la aplicación de un campo
electromagnético sobre un tejido nervioso, es decir un nervio.
Lo que conseguimos con la radiofrecuencia es realizar un cortocircuito de la señal
dolorosa, es decir, interrumpimos la señal dolorosa que va al cerebro.
La radiofrecuencia puede ser convencional, en el cual
lesionamos completamente el nervio, un nervio que simplemente transmite dolor,
es sensitivo; o bien puede ser pulsada, es decir, sobre nervios motores que
únicamente alteran la función analgésica.
La aplicación de la radiofrecuencia es extensa y podemos utilizarla en:
Migrañas
Dolores trigeminales
Dolores de la cintura escapular
Dolores lumbares
Radiculares
Incluso en pequeñas y grandes articulaciones
Los resultados no son definitivos en muchos de los casos,
pero sí son técnicas muy poco invasivas que podemos repetir con frecuencia, que
podemos repetir cada seis meses o cada año.
Ello permite incrementar la calidad de vida de nuestros
pacientes y con ello la satisfacción de los mismos y evitar el consumo de
fármacos.
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