Las conductas en forma de ritual y patrones inflexibles en sus movimientos suelen ser algunas de las señales que más llaman la atención del autismo. No sólo son muy visibles a simple vista, también consumen una gran cantidad de tiempo al que las realiza, siendo incomprensibles para las demás personas que conviven con ella.
El caso más extremo en personas con autismo pueden ser las autolesiones, donde se infringe daño a sí mismo. Se debe vigilar atentamente este tipo de conductas, tanto para diferenciarlas entre sí como para evitar que se vuelvan perjudiciales para el niño autista, controlándole o incentivándole por realizar otro tipo de actividades.
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